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Para la redacción de este artículo, algunas partes han sido creadas con inteligencia artificial (ChatGPT) y otras con inteligencia humana.

La inteligencia artificial (IA) ha sido un tema de interés durante décadas, pero recientemente ha habido un gran avance en este campo gracias al desarrollo de modelos de lenguaje como ChatGPT y modelos de generación de imágenes como DALL-E. Estos modelos han demostrado ser capaces de procesar grandes cantidades de información y generar respuestas coherentes y útiles.

ChatGPT y DALL-E son solo dos ejemplos de los avances recientes en la IA. A medida que la tecnología continúa avanzando, es probable que veamos más desarrollos en el campo que cambien la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con el mundo que nos rodea. Por ello, debemos acompañar los avances tecnológicos, no tenerles miedo y entender sus beneficios y sus posibles riesgos. Como dijo Charles Darwin, “sólo sobreviven los que se adaptan mejor al cambio”. 

Pero ChatGPT y DALL-E no son las únicas herramientas existentes, poco a poco y casi sin darnos cuenta, se han ido introduciendo en nuestras vidas muchas más herramientas de IA: Google Fotos es capaz de identificar a tus amigos o hacerte sugerencias de mejoras de tus imágenes, LinkedIn te sugiere respuestas a preguntas sencillas de tus contactos, PowerPoint te sugiere mejoras en el diseño de tus plantillas…  Pero ¿qué podemos hacer actualmente con estas herramientas?

Hoy en día, sirven como asistentes en nuestras tareas y procesos más rutinarias: escribir emails, informes, generación de ideas, escribir y corregir nuestros códigos de programación. A medida que se desarrollan y mejoran, es posible que veamos un aumento en la automatización de tareas y procesos, desde la atención al cliente hasta la producción de contenido y la creación de arte.

Sin embargo, con el rápido avance de la IA, están surgiendo preocupaciones éticas, como la privacidad de los datos, la toma de decisiones justas y el futuro de muchas profesiones. Por lo tanto, es importante que la IA se desarrolle de manera responsable, asegurando que los beneficios superen a los riesgos.

Para entender el cambio de paradigma que está sucediendo, este artículo está escrito algunas partes con ayuda de ChatGPT y otras no. Mientras lo escribía me han surgido diferentes preguntas, que sólo el tiempo responderá, ¿necesitamos saber quién ha desarrollado cada parte? ¿Dejará de existir la necesidad de referenciar quién ha dicho cada frase?

Aplicaciones avanzadas de la IA en el mundo real

No obstante, mirando no ya hacia el futuro, sino al presente, como indicaba al inicio del artículo, la IA tiene ya un largo recorrido de explotación real. Por ejemplo, en el mundo de la ingeniería, infraestructuras y facility management, se emplea para optimizar la ventilación y la climatización en espacios cerrados.

En nuestro caso, desarrollamos RESPIRA®, un innovador sistema de gestión inteligente de la climatización que utiliza Inteligencia Artificial para mejorar la eficiencia energética, el confort térmico y la calidad del aire en edificios e infraestructuras. Mediante algoritmos de inteligencia artificial, busca el equilibrio en variables complejas como la temperatura, la humedad, el consumo energético y la calidad del aire para predecir las condiciones ambientales y de operación de las instalaciones.

Este sistema se emplea por el Metro de Barcelona, que monitoriza y procesa cientos de millones de datos al año para mejorar la eficiencia del suburbano    , su consumo energético e incluso la inversión destinada a su gestión. También se emplea en Madrid, en la red de túneles de la M-30, automatizando sus sistemas de ventilación en caso de incendio.

Este es solo un ejemplo de tantos, pero en Sener tenemos un largo recorrido en el desarrollo de soluciones digitales que integran la IA en ellas para capturar y emplear información de diferentes fuentes y dispositivos conectados para darles sentido y crear valor para el negocio, o servirnos de las últimas innovaciones para identificar patrones que anticipen fallos e incidencias en equipos industriales o en cualquier otro tipo de activo.

En definitiva, al hablar de IA, debemos mantener la vista puesta en dos frentes: por un lado, sus aplicaciones reales más inmediatas – especialmente, aquellas que nos permiten crear soluciones que fomenten un desarrollo más sostenible –, pero también sus retos y desafíos.