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Sofía Ruiz es ingeniera de Sistemas Electrónicos y jefa de Producto en Sener Aeroespacial y Defensa. Estudió Ingeniería Industrial, especialidad Electrónica en ICAI. Posteriormente cursó un máster en Motorsport Engineering en Oxford Brookes, en Reino Unido, país en el que estuvo trabajando varios años en el sector de automoción antes de incorporarme a Sener en 2018.
Conversamos con ella con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Sofía, ¿qué te atrajo del sector científico-tecnológico?
Hay personas que tienen una vocación clara desde pequeñitos, pero ese no fue mi caso. A mí me encantaban tanto las ciencias como las letras. Crecí en un hogar en el que se leía mucho, se viajaba frecuentemente y donde se nos animaba a ser curiosos, a tener mentes inquisitivas.
En mi caso creo que lo que hizo que la balanza se inclinase hacia las ciencias fue la llegada de internet a casa, en el año 2000. Yo era una adolescente entonces y me parecía fascinante tener toda esa información, todos esos recursos a tan solo un clic de distancia. Pasé ese verano aprendiendo a programar páginas web por mi cuenta y desde entonces no he dejado de querer crecer, aprender y aportar en el ámbito tecnológico.
¿Cómo son los retos y oportunidades con los que se encuentran las mujeres cuando llegan al ámbito profesional?
Trabajar en ingeniería supone estar resolviendo problemas de manera constante así que, en ese sentido, cada día es un nuevo reto. Los diseños nunca funcionan a la primera y hay que pensar de forma creativa, vanguardista y sin desmoralizarse. Las mujeres en concreto tenemos a veces la dificultad añadida de estar abriéndonos camino en un mundo que ha sido tradicionalmente de hombres.
Concretamente en mi caso, cuando trabajaba en automoción en Reino Unido el porcentaje de mujeres en ingeniería estaba en torno a 10% y durante mucho tiempo fui la única ingeniera en la oficina. La mayoría de mis compañeros me acogieron como a una más, me mentorizaron y me ayudaron a crecer profesionalmente.
Sin embargo, en reuniones externas (con clientes y suministradores) a veces mi presencia chocaba. Así que desarrollé la costumbre de intentar hablar durante los diez primeros minutos para demostrar mi valía y que nadie tuviese dudas de mis aptitudes o mi formación.
Supongo que está ese cliché de que a los hombres les gustan los coches y entienden de ello, y las mujeres no tenemos ni idea. Así que yo intentaba luchar contra ese estereotipo y era agotador.
Pasé años sin pintarme las uñas para trabajar, intentando vestir de manera similar a mis compañeros, suprimiendo mi “feminidad” para mimetizarme y así no ser “la diferente”.
Con los años he ido ganando confianza y coincidiendo con más mujeres en el sector, y he aprendido a ser yo misma, sin miedo a que se me infravalore por ser mujer y sin la presión de tener que demostrar más que los hombres.
En una visión a futuro, ¿en qué áreas te gustaría seguir avanzando, qué retos te planteas?
En estos momentos lidero a un equipo en el diseño de una electrónica para control de mecanismos en misiones espaciales comerciales.
Creo que en el sector espacial concretamente vamos a tener muchos retos interesantes y muchas oportunidades en los próximos años y me gustaría seguir creciendo en ese entorno, liderando equipos y mentorizando a ingenieros jóvenes.
La educación es fundamental para avanzar personal, profesional y socialmente. Como profesional, El lema del Día Internacional de la Mujer de este año es “Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género». ¿Cómo crees que puede ayudar la educación en la era digital a alcanzar la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas?
Creo que en España, desde hace años y por fortuna, las mujeres tenemos los mismos derechos que los hombres y somos libres para forjar nuestro propio destino.
En ese sentido, mi estilo de vida actual y mi carrera profesional habrían sido totalmente impensables e inaccesibles para una mujer hace cincuenta años. Así que creo que es importante poner en valor el esfuerzo y el trabajo que hicieron las generaciones pasadas para que esto sea posible hoy en día.
En algunos sectores todavía predominan mentalidades un poco antiguas y creo que las nuevas tecnologías son una plataforma esencial para poner en valor los logros de muchas mujeres en el sector, y así educar e inspirar a una nueva generación.
Podríamos pensar que, en países como el nuestro, tanto chicos como chicas tienen las mismas posibilidades de acceso a Internet y a dispositivos tecnológicos y que, por tanto, el interés por las carreras técnicas tendría que estar más equilibrado. ¿Por qué crees que sigue predominando la presencia de hombres en este sector?
Este es un tema que siempre resulta polémico. Recuerdo hace años una conversación con un amigo (también ingeniero) que me decía que tradicionalmente los hombres siempre han preferido trabajar con máquinas, y las mujeres con personas. Aquello me hizo reflexionar, y aunque en mi situación no es aplicable (¡yo elegí las maquinas!) creo que puede haber algo de cierto en ello y que las mujeres se puedan sentir más atraídas por profesiones donde el foco está en las personas, y no tanto en robots, motores o algoritmos.
En cualquier caso en los últimos años ha aumentado considerablemente la presencia femenina en el sector y poco a poco vamos acabando con el estigma de que es un “mundo de hombres”.
En el mundo científico-técnico hace falta tener una mente inquisitiva, una buena dosis de valentía y ser perseverante. Y estas cualidades no son ni masculinas ni femeninas. Son humanas.
¿Qué consejo darías a las generaciones futuras?
Con los avances tecnológicos de la última década estamos viviendo en un mundo que cada vez va más deprisa y donde todo está disponible de manera instantánea. En este contexto, creo que es importante mantenernos despiertos y presentes, y apoyarnos en la tecnología para resolver los retos del futuro, en lugar de convertirnos en esclavos de ella.