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El trabajo en entornos altamente diversos exige de una serie de cualidades humanas esenciales para llevar a cabo proyectos complejos que implican a un gran número de profesionales. Hablamos con Arcadi Sanmartín, director de Civil & Structures en Australia, sobre cómo una mentalidad abierta e inclusiva, que acepte a todas las personas del equipo y les haga sentirse seguras, crea mejores entornos de trabajo, más saludables y productivos.
Llevas años trabajando en Australia. Has trabajado en equipos multiculturales, multidisciplinares y seguro que cognitivamente diversos, ¿Qué retos supuso (o supone) trabajar en una cultura distinta a la propia, en equipos diversos?
Los equipos cognitivamente diversos son algo común en Sener y nuestro caso no es una excepción. Sin embargo, la multiculturalidad en Australia es un auténtico fenómeno, notablemente diferente respecto a lo que estamos acostumbrados. Además, la manera de trabajar aquí es más relajada y se da mucha importancia a la conciliación familiar. A veces, tenemos que aprender a desconectar un poco (y dejar desconectar).
Como ejemplo, desde hace unos seis meses, hemos empezado a crear un equipo que se encarga de la parte civil de los proyectos de Sener en Australia. Como director de la Civil & Structures Business Unit, lidero dicha tarea. Desde entonces, hemos pasado de ser dos a ser diecisiete personas. Un crecimiento tan rápido ha sido un reto en sí mismo, aún más teniendo en cuenta que las personas del equipo procedemos de ocho países diferentes.
Tenemos colegas de algunas culturas que son más proclives a aceptar órdenes o cambios del cliente sin protestas o que están menos dispuestos a hacerse oír, frente a otros que están más acostumbrados a disentir. Integrar todas esas diferencias es realmente un reto y consume tiempo.
Desde nuestro equipo en Australia, potenciamos la diversidad cognitiva y cultural y mantenemos espacios seguros para el desarrollo profesional y para fomentar ideas innovadoras, no queremos que nadie se quede atrás. Eso aumenta el compromiso de nuestras personas y facilita la empatía entre compañeros que, en el ambiente actual, con una carga de trabajo alta, es muy importante.
No podemos permitirnos crecer sin una cultura colaborativa e integradora: en un equipo tan multicultural como el nuestro, no funcionará de otra manera. Yo quiero trabajar en una empresa en la que nuestros compañeros cuando se toman una cerveza con sus colegas no se quejen del trabajo, ¡sino que les propongan unirse al equipo!
¿Qué has aprendido y que consejo darías a aquellas personas que se embarcan en un proyecto profesional internacional?
Recomendaría mucho respeto y sentido común, y disfrutar la experiencia. Llevo tres años en Australia, aunque vengo de diferentes estancias cortas de hasta seis meses destinado en diferentes países en cinco continentes. He visto maneras de trabajar y de relacionarse totalmente distintas de un extremo al otro del mundo. Lo que he aprendido es que, como es obvio, la cultura nacional desempeña un gran papel en el comportamiento de las personas y está claro que no podemos hacer que cambie. Los equipos en Bombay, en Dunkerque o en Sídney no van a trabajar de la misma manera y en cada caso tenemos que aprender a relacionarnos con una mentalidad abierta (esto es esencial), lo que va a beneficiar a todos tanto en lo profesional como en lo personal.
Se dice que la diversidad cognitiva y experiencial está ligada a la innovación ¿Cómo crees que condicionan los equipos cognitivamente diversos la capacidad de innovación?
Primero, nuestros equipos tienen que sentirse libres de proponer ideas sin miedo a equivocarse, sentir que pueden comunicarse y hablar con todo el mundo, incluso con los directores. Ver que somos personas y nos podemos tratar con dignidad y respeto independientemente de los años de experiencia o de la posición en la empresa. Entonces es cuando puede fluir la diversidad de perspectivas culturales y eso puede inspirar la creatividad e impulsar la innovación. Por otro lado, el conocimiento del mercado local hace que una empresa sea más competitiva, mejore su alcance y sea más rentable, si imponemos una visión central perdemos toda esa riqueza y potencial. Finalmente, está claro que un equipo diverso atraerá y retendrá talento de una base más amplia, lo que nos permite ofrecer mejores servicios y más innovadores. La diversidad condiciona favorablemente a la innovación y por lo tanto ofrece mayores oportunidades de crecimiento personal y profesional.
La transformación digital está impactando en la cultura corporativa de las empresas. ¿Qué impacto crees que tendrá en los procesos de igualdad, diversidad e inclusión?
Yo creo que, por fuerza, favorece los procesos, tanto de igualdad, como de diversidad o inclusión. Una transformación digital bien dirigida promueve la colaboración y la transparencia y nos hace más flexibles. Si animamos a todos nuestros compañeros a unirse y colaborar, pedir ayuda, compartir opiniones o sugerencias, hacer y recibir críticas… sin preocuparnos por las reacciones del resto del equipo o de los superiores, estaremos en una posición más favorable para evitar culturas de trabajo tóxicas. Para eso nos toca como siempre escuchar mucho, hablar, respetar, ayudarnos, ser accesibles. La transformación digital ha facilitado mucho que podamos hacer todo esto, está en nuestra mano aprovecharlo. Parece de sentido común, ¿no?