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La flota pesquera española utiliza una amplia variedad de embarcaciones que emplean el arte del cerco de jareta o traíña para capturar bancos de peces pelágicos (es decir, los que habitan en profundidades medias). Anchoas, sardinas, atunes… Algunos de los peces más comunes, con sus innumerables variedades regionales, son obtenidos mediante este clásico método de pesca que emplea grandes redes para la captura.
En los buques pesqueros en general, y en el caso particular de la pesca de cerco, existe un amplio margen de mejora tecnológica. Tradicionalmente, la metodología de los buques no ha cambiado mucho, pero sí la tecnología en torno a ella de la que los pesqueros pueden beneficiarse, ya se trate de atuneros congeladores, que faenan en caladeros lejanos, o la flota de bajura y polivalente que trabaja en el Cantábrico y aguas de Galicia, por ejemplo.
Como es bien sabido, una industria que no evoluciona y que no se adapta a los nuevos tiempos está condenada a desaparecer. Poco a poco, los beneficios que produce un buque de pesca actual se irán reduciendo y llegará un momento en el que dejará de ser rentable y operativo. Los factores pueden ser múltiples:
- Alza constante del precio del combustible que incrementa los costes de explotación.
- Reducción de precios de venta del pescado, agravada por incremento de la competencia de mercados emergentes.
- Aumento de requisitos medioambientales, restricción de emisiones y de seguridad a bordo de barcos.
- Mayores restricciones en la forma de captura de los peces
La tecnología permite reducir hoy, de manera significativa, tanto los costes de operación como de combustible y de mantenimiento. Algunas de las opciones son, por ejemplo, la optimización de los sistemas de carga, conservación y estiba del pescado, minimizando los tiempos de las operaciones de descarga.
Combinando la última tecnología y adaptándola a los sistemas tradicionales de pesca, es posible desarrollar nuevos modelos de buques pesqueros más eficientes y sostenibles. Por ejemplo, otro de los principales avances y nuevas propuestas giran en torno a la electrificación de los buques y, por tanto, la eliminación o minimización del uso de la hidráulica y de sistemas de propulsión convencionales, que pueden ser sustituidos por un sistema de propulsión y generación de energía diésel eléctrica.
Estos y otros avances significan, en conceptos diseñados y probados por Sener, potenciales mejoras de reducción del combustible de hasta un 12%, o del peso en hasta un 5%. Apostando por diseños más eficientes y nuevos modelos de propulsión, se puede lograr un mejor comportamiento en la mar y reducir significativamente la resistencia del buque al avance.
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Te contamos en qué consiste este nuevo concepto de buque que reduce significativamente los costes de operación; personal, combustible y mantenimiento.
Descarga (PDF)Fermín Monterrubio
Director de proyecto
Ingeniero Naval con estudios de posgrado en Gestión de la Innovación por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y Master en Dirección de Proyectos por el Instituto Europeo de Estudios Empresariales con 18 años de experiencia en el diseño y construcción de buques trabajando en oficinas técnicas y astilleros como Diseñador, Director de Proyecto y Director de Producción. Durante su carrera profesional, ha dirigido el diseño y construcción de diferentes tipos de barcos como quimiqueros, suministro offshore, buques de rescate, remolcadores, pesqueros, rompehielos y buques de dragado. Actualmente, es Director de Proyectos de Ingeniería especializado en armamento, maquinaria y diseño conceptual de buques.