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La sostenibilidad es un término muy presente actualmente en los discursos de muchas empresas, que quieren mostrarse como responsables con el medioambiente o activas en la reducción de sus huellas de carbono o hídrica, entre otros aspectos. Sin embargo, ¿esto es así? ¿Hasta dónde están dispuestas a invertir para ser más sostenibles?
Las tecnologías de depuración de las aguas residuales para la obtención de una calidad óptima para su reutilización están ampliamente estudiadas e implementadas. Sin embargo, se aplican habitualmente en grandes plantas depuradoras con el objetivo principalmente de uso agrícola.
Algunas industrias con un elevado consumo de agua en sus procesos productivos están estudiando instalar sus propias plantas de tratamiento de efluentes para su posterior recirculación tanto en el proceso productivo como en las necesidades de aguas de servicio de sus instalaciones (industrias química, textil, etc.). Sin embargo, de momento, no se está avanzando mucho. El agua sigue siendo lo suficientemente “barata” como para que las instalaciones necesarias tarden en amortizarse.
Concretamente, en el ámbito de la edificación (edificios singulares, principalmente) no es habitual encontrar instalaciones de tratamiento de efluentes para su posterior reutilización. En todo caso, se captan aguas pluviales para su posterior uso en riego y, en algunas ciudades donde la legislación municipal así lo obliga, se reutilizan aguas grises para inodoros y riego. Incluso esta práctica está en un estado muy incipiente.
En particular, en España, la legislación prohíbe la reutilización de agua depurada para consumo, pero en otros países no es así. La oportunidad de disminuir el consumo de agua mediante reutilización del agua usada (y reducir la dependencia de las fuentes tradicionales, como ríos, manantiales, aguas subterráneas, pantanos o desaladoras) abarataría el coste, disminuiría la dependencia del tiempo y la huella de carbono asociada a la distribución.
En los grandes bloques de edificios, centros comerciales, hospitales, estadios y otras edificaciones singulares, se produce un gasto de agua potable muy elevado, al mismo tiempo que se generan grandes cantidades de efluentes:
- Las primeras suponen un gasto económico en su consumo y un gasto energético/económico en su captación, potabilización y transporte. Este consumo energético y la extracción del recurso del medio tiene a su vez implicaciones medioambientales, especialmente, en áreas que sufren un estrés hídrico pronunciado (como lo es, por ejemplo, el Levante español).
- Las segundas suponen un gasto económico/energético en su transporte, depuración y vertido. Tanto el consumo energético como el vertido de aguas residuales depuradas al medio tienen también implicaciones medioambientales al rebajar su calidad.
Tratando las aguas residuales producidas en cualquiera de estas grandes edificaciones y reutilizándolas (como aguas de riego de zonas verdes, baldeo, limpieza, uso sanitario, lavanderías, sistemas de refrigeración y usos industriales, etc.), se podrían mitigar los problemas descritos. Se conseguiría reducir el consumo de agua potable del edificio al mismo tiempo que se eliminaría prácticamente la totalidad del aporte de agua residual a la red de alcantarillado. En definitiva, se trataría de un edificio mucho más sostenible.

Desde todos los sectores de la sociedad se promueve una edificación más sostenible. Tradicionalmente, esta sostenibilidad se ha buscado desde el punto de vista energético, pero convendría promover que los grandes edificios sean sostenibles también en términos de agua.
Se conocen algunos proyectos similares puestos en marcha en otros países. La ciudad de San Francisco es pionera en este tema. Como ejemplo, en el bloque de viviendas “Fifteen Fifty (2020), la instalación de reutilización de agua la ha desarrollado EpicCleanTec, una compañía dedicada casi exclusivamente a ofrecer un servicio similar al descrito en este artículo.

Este tipo de instalaciones en los proyectos de grandes edificaciones aporta mejoras en términos de sostenibilidad:
- Menor consumo de agua potable.
- Colaboración en la mitigación del estrés hídrico de la zona de proyecto.
- Reducción de vertidos a medio receptor.
- Autogestión de los circuitos del agua del edificio. Circularidad.
En resumen, teniendo en cuenta el actual estado hídrico de muchas regiones del mundo, urge la reutilización de aguas residuales para uso doméstico, riego, extinción de incendios y refrigeración, con el fin de ahorrar la cantidad de agua dulce utilizada, reducir los costes de producción, disminuir los gastos de gestión y funcionamiento de las obras, proteger el medio ambiente y ahorrar energía y productos químicos. Sin duda, es una medida que debería fomentarse tanto desde el ámbito público, como el privado.
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Anna María Oliver
Anna María Oliver es ingeniera química y project manager en Sener. Cuenta con una dilatada experiencia en gestión del agua, estrategia medioambiental, ingeniería e instalaciones. Ha trabajado durante más de 30 años en el desarrollo de proyectos en estos campos, comenzando en puestos técnicos y, durante 18 años, en puestos directivos.