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La corona solar es la capa más externa del Sol. Compuesta de plasma y mucho menos brillante que el resto del Sol, solamente es visible durante un eclipse. Lo efímero y esporádico de estos periodos de observación la han convertido en un deseado objeto de estudio científico pese a la complejidad de la tarea. Sin embargo, este desafío ya no es una barrera gracias a la tecnología de vuelo en formación en el espacio, como ha demostrado la misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Estudiar la corona solar nos ayuda a desvelar misterios fascinantes, cuya comprensión a su vez permitirá entender fenómenos que se producen en la Tierra, como las interferencias en las comunicaciones originadas por el viento solar, una corriente de partículas cargadas que se liberan desde ella. ¿Por qué está más caliente que la superficie solar? ¿Cuál es el origen y la estructura del campo magnético en la misma? ¿Qué impulsa el viento solar y por qué se acelera como lo hace? Son algunas de las preguntas que una mayor comprensión de la corona solar nos ayudaría a responder.
Proba-3, con Sener como contratista principal, ha logrado un hito en la historia de la observación solar al crear un eclipse solar artificial continuo durante varias horas y al fotografiar mientras tanto la parte interna de la corona solar (la región más caliente y misteriosa de nuestra estrella) con una resolución y estabilidad hasta ahora sólo posibles durante los escasos minutos que duran los eclipses totales de Sol en la Tierra. Utilizando el coronógrafo ASPIICS, y durante los 2 años de vida estimada de la misión, los científicos tienen ya acceso a observaciones bajo demanda y de una duración continuada de hasta 6 horas.
Para conseguir crear los eclipses artificiales que permiten estas imágenes, los satélites de la misión deben posicionarse y mantenerse a 150 metros de distancia con un error milimétrico (menor que el grosor de una uña) durante varias horas mientras orbitan a más de 2km/s. Toda una proeza técnica que permite bloquear el disco solar y estudiar así la corona interna sin interferencias atmosféricas y con mayor periodicidad y duración que desde la Tierra. Proba-3 ha demostrado no sólo que el vuelo en formación de precisión y autónomo entre satélites es posible, sino que permite obtener resultados no alcanzables con ninguna otra tecnología actual.
En este post, analizamos las primeras imágenes obtenidas en esta fascinante misión.
Átomos de hierro al rojo vivo, cabellos de fuego y plasma “frío”: lo que las imágenes revelan

En esta imagen, la corona interna del Sol aparece teñida de verde, simulando lo que vería el ojo humano durante un eclipse si usáramos un filtro del mismo color. Las delicadas estructuras que se asemejan a cabellos fueron reveladas mediante un algoritmo avanzado de procesamiento de imágenes, lo que permite observar con gran detalle la compleja dinámica del plasma solar en una región extremadamente difícil de estudiar desde la Tierra.

En esta imagen coloreada artificialmente en verde oscuro, el ASPIICS ha captado la corona en una línea espectral asociada al hierro (Fe), cuyos átomos han perdido varios electrones debido a temperaturas que alcanzan los 2 millones de grados Celsius. Esta línea, conocida como la «línea verde coronal», permite identificar las zonas más calientes de la corona. En la parte superior izquierda, destaca un bucle de plasma que se eleva desde la superficie solar, una estructura asociada a erupciones solares recientes.

Esta imagen teñida de amarillo muestra la corona solar observada en una línea espectral emitida por átomos de helio (He). La cuadrícula blanca indica la posición real del Sol, ligeramente desplazada detrás del disco del ocultador. A pesar del descentrado intencional del instrumento, el ASPIICS logró captar una prominencia solar, visible en la esquina superior derecha de la imagen: una nube de plasma relativamente frío que, aunque alcanza temperaturas de unos 10.000 grados, está mucho más frío que su entorno (rondando el millón de grados), creando así un impresionante contraste. Cabe destacar que la corona está unas doscientas veces más caliente que la superficie del Sol, por lo que ver una prominencia con este nivel de detalle en una de las primeras imágenes es una gran noticia y una demostración de las capacidades de la misión.

Coloreada en violeta, esta imagen fue obtenida con una técnica que permite diferenciar la luz polarizada emitida por la corona solar de la luz que se dispersa en el polvo del sistema solar. Esta separación es crucial para comprender la estructura física y dinámica del plasma coronal sin interferencias externas.
Una imagen, tres misiones

Esta imagen combina observaciones realizadas por tres instrumentos europeos a bordo de distintas misiones:
- El disco solar en amarillo, captado en el ultravioleta extremo por el telescopio SWAP de Proba-2.
- La corona externa en rojo, observada por el coronógrafo LASCO C2 de la misión SOHO.
- Y la corona interna en verde, registrada en detalle por el ASPIICS a bordo de Proba-3.
Gracias a esta colaboración, podemos observar el entorno solar completo, desde su superficie hasta las regiones más alejadas, en una sola imagen coherente y valiosa desde el punto de vista científico.
El éxito de estas observaciones no habría sido posible sin la innovadora tecnología de vuelo en formación de Proba-3. Como contratista principal de la misión, Sener ha contribuido a reforzar el papel de Europa en la exploración espacial. Proba-3 nos acerca, con una precisión sin precedentes, a desvelar los misterios de la corona solar.
Imágenes © ESA / NASA / Proba-2 / Proba-3 / SOHO / SWAP / ASPIICS / LASCO C2 / WOW algorithm / ASPIICS.
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Sergio Tiraplegui
Ingeniero aeronáutico especializado en diseño de aeronaves, máster en dinámica y control de vehículos autónomos e ingeniería de sistemas aplicada. Cuenta con 10 años experiencia en el sector espacial desarrollando actividades que van desde la especificación e implementación de simuladores de alta precisión hasta el análisis y diseño detallado de arquitecturas complejas, especificación y verificación de software embarcado incluyendo el sistema de Detección, Identificación y Recuperación de Fallos (FDIR) y, más recientemente, como ingeniero de sistemas durante el commissioning y operaciones de Proba-3.