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En febrero de este año, conocimos la estrategia para la gestión industrial del carbono de la Comisión Europea, que contempla el uso de tecnologías de captura de carbono (o CCUS, por sus siglas en inglés: Carbon Capture, Use and Storage) para alcanzar los objetivos climáticos de 2040. Estos objetivos fijan una reducción de 90% de los gases de efecto invernadero respecto los niveles de 1990. De esta manera, se retirarían y almacenarían 280 millones de toneladas dentro de 16 años.
Concretamente, la Comisión ha presentado una propuesta no vinculante que, sin embargo, sirve como una guía esencial para la formulación de futuras políticas y legislaciones que sí serán vinculantesy necesarias para alcanzar el objetivo de neutralidad climática propuesto por Europa para 2050, y para asegurar que la industria europea siga siendo competitiva en un mercado global en transición hacia una economía baja en carbono.
Y más concretamente, esta semana, la UE ha aprobado la ley de Industria Neta Cero (Net-Zero Industry Act), cuyo objetivo principal es impulsar el despliegue industrial de tecnologías «cero emisiones» necesarias para alcanzar los objetivos climáticos de la UE. Entre otras, la ley promueve el desarrollo de infraestructuras para capturar CO₂ de grandes emisores industriales y su almacenamiento seguro, así como para su uso en aplicaciones industriales.
Un proyecto seleccionado como estratégico bajo la Ley de Industria Neta Zero (NZIA) goza de varias ventajas que facilitan su implementación, entre ellas permite reducir los tiempos en la tramitación de los permisos y su aprobación, lo cual es crucial para proyectos a gran escala que requieren minimizar los riesgos de plazo de ejecución y de puesta en marcha para ser viables, como es el de los grandes proyectos de captura de CO₂ en la industria.
Primeros proyectos de CCUS y estado de la tecnología
La tecnología de captura de CO₂ está siendo aplicada en primer lugar en sectores industriales que son intensivos en emisiones de carbono y que enfrentan mayores desafíos para reducir su huella de carbono mediante otras estrategias. En este sentido y hasta 2030, la mayoría de los proyectos de captura serán llevados a cabo principalmente con el foco puesto en las emisiones de proceso, como, precisamente, es el caso de la industria cementera, cuyas emisiones son principalmente debidas al proceso de calcinación durante la producción de clínker; sector del que podremos extraer interesantes aprendizajes, y donde ya se identifican al menos 19 proyectos en desarrollo en Europa.
En cuanto a la tecnología, es preciso tener en cuenta que la captura, transporte y utilización o almacenamiento de CO₂ como estrategia de mitigación depende para su éxito de la disponibilidad de tecnologías en cada etapa del proceso, así como del desarrollo y expansión de redes de transporte y almacenamiento de CO₂. Todos los pasos a lo largo de la cadena de valor deben estar tecnológicamente preparados y desarrollados en conjunto para que el nivel de adopción de los CCUS crezca.
En este sentido, las tecnologías CCUS se encuentran en distintos niveles de madurez. Por ejemplo, varias tecnologías de captura, transporte, utilización y almacenamiento de CO₂ ya se están implementando a gran escala, pero otras tecnologías, incluidas aquellas que prometen un mejor rendimiento y menores costes unitarios, requieren un mayor desarrollo.
También es importante tener en cuenta, principalmente en las tecnologías de captura de CO₂, que, aunque existen varias tecnologías de captura de CO₂ maduras a nivel de componente o subsistema, la integración de dichas tecnologías en una planta a escala comercial requiere todavía ser demostrada.
Para poder hacernos una idea general, la Agencia Internacional de la Energía (IEA) realizó un análisis que categoriza las distintas tecnologías existentes en función de su madurez. Podemos ver, por ejemplo, que, a grandes rasgos, el grueso de los sistemas se encuentra en fase de prototipado o demostración, pero que ya hay otros maduros.
Nivel de preparación de las distintas tecnologías que forman parte de la cadena de valor de los CCUS © IEA
Estos sectores industriales que son intensivos en emisiones de carbono, como la industria cementera, enfrentan una creciente presión para reducir sus emisiones de carbono y cumplir con las regulaciones ambientales cada vez más estrictas. En este contexto, la captura de carbono representa una solución prometedora para abordar este desafío por los beneficios que conllevan:
- Innovación y competitividad: adoptar tecnologías como los capturadores de carbono puede impulsar la innovación y la competitividad de las empresas. Las que lideren este campo estarán mejor posicionadas para aprovechar las oportunidades de mercado emergentes y satisfacer la creciente demanda de soluciones sostenibles por parte de clientes y reguladores.
- Cumplimiento normativo: la intensificación de las regulaciones sobre emisiones de gases de efecto invernadero implica que las empresas más familiarizadas con las tecnologías de captura de carbono estén mejor posicionadas para cumplir con las normativas ambientales y evitar potenciales sanciones.
- Reducción de la huella de carbono: quizás, el beneficio más obvio. Al capturar y almacenar el carbono emitido durante los procesos industriales, los capturadores permiten reducir significativamente la huella de carbono. Esto no solo beneficia al medio ambiente, sino que también mejora la reputación corporativa.
El reto de la eficiencia energética
Cabe destacar que las tecnologías de captura de CO₂ son muy intensivas en cuanto al uso de energía, ya sea ésta térmica o eléctrica, en función de qué tipo de sistema se trate. Por esta razón, uno de los campos que más importancia está cobrando en la implementación de estas soluciones es el de la optimización y la eficiencia energética. Con este fin, una de las etapas más críticas en este tipo de proyectos es la realización de un análisis global que contemple y evalúe todos los aspectos necesarios para una integración eficiente de la tecnología de captura.
Además, en este punto, puede ser importante tener en cuenta, no solo el uso de tecnologías más eficientes, sino, por ejemplo, la implementación de sistemas inteligentes de gestión energética, la recuperación de calor residual o la integración de energías renovables. No en vano, estas prácticas están recogidas dentro de los objetivos del PERTE de descarbonización industrial.
En resumen, los proyectos de captura de carbono serán cruciales en la búsqueda de una industria más sostenible y responsable. Su adopción no solo contribuirá a la reducción de las emisiones y al cumplimiento de las regulaciones ambientales, sino que también promoverá la innovación y la competitividad. En un mundo cada vez más concienciado con la sostenibilidad, la captura de carbono se perfila como una tecnología esencial para el futuro de muchas industrias difíciles de descarbonizar, especialmente con emisiones provenientes del empleo de materia prima carbonatada.
Imagen de cabecera: Freepik
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Jesús María Ubillos
Director de proyectos y propuestas de ingeniería en el área de energía e industria, con 33 años de experiencia. Amplia experiencia en el área de ingeniería eléctrica, generación térmica y almacenamiento de energía. Entre los proyectos más destacados en los que ha participado, figuran la planta termosolar NOORo III en Marruecos, el EPC de la planta de generación con biomasa de Ence en Mérida o la planta de valorización Zabalgarbi.