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La escasez de precipitaciones en el ámbito peninsular está conduciendo a la adopción de medidas extraordinarias y urgentes para hacer frente a la sequía en determinados ámbitos. Un caso de éxito para afrontar este tipo de situaciones, que podría hacerse extensivo a otros sistemas de abastecimiento, es el relativo a las áreas metropolitanas de Bilbao y Vitoria, que sirven a más de 1,3 millones de personas.

Euskalmet, agencia meteorológica vasca, ha calificado al año 2022 como muy seco desde el punto de vista de las precipitaciones y el más cálido de las series históricas; estos valores son los más bajos o los segundos más bajos de las series en buena parte del territorio, especialmente, el más oriental, donde hay años aún más secos, como el 2001 y el 2006. En algunos casos, las cantidades de este año son incluso más bajas que aquellas de la gran sequía de 1989. Así, en Vitoria-Gasteiz, 2022 es el año más seco; en Bilbao, el segundo más seco tras el 2001, según series climatológicas que arrancan antes de 1950. La sequía de 1989 ha sido el episodio más grave vivido hasta la fecha y que condujo incluso a prolongados cortes diarios del suministro.

Paradójicamente, con alta probabilidad, el abastecimiento de agua potable a las áreas metropolitanas de Bilbao y Vitoria no se vean afectadas  en la actual coyuntura pese a su análoga severidad.

Entre otros motivos, la razón para este buen comportamiento haya que buscarla en los trabajos de planificación y las medidas adoptadas con lustros de anticipación.

Un trabajo destacable, fue el realizado por Sener hace 15 años, denominado “Estudio de alternativas de abastecimiento a las áreas metropolitanas de Bilbao y Vitoria”, encargado de la Agencia Vasca del Agua, que comprendía los trabajos necesarios para la definición y el diseño a nivel de anteproyecto de las acciones e infraestructuras necesarias para la resolución de los problemas asociados con la demanda de abastecimiento. Se deseaba analizar las garantías de abastecimiento de la infraestructura actual y su mejora mediante la propuesta de acciones correctoras. Esta mejora se compatibilizaba con una estrategia de explotación correcta en situación de avenidas, con una diversificación en el origen de los recursos que suponía una contribución significativa al incremento de la garantía del suministro y con un régimen de explotación económicamente razonable. Como trasfondo, siempre estuvo la sequía de 1989.

Uno de los frutos de estos trabajos fue la curva de Garantía de Abastecimiento, aprobada en marzo de 2008 por la Confederación Hidrográfica del Ebro, y consensuada entre las partes implicadas. Esta curva, aún vigente, está mostrado desde entonces un buen comportamiento compatibilizando garantía de abastecimiento, control de inundación y aprovechamiento hidroeléctrico.